La “mejor edad sexual” del hombre es
objeto de debates y, como todo en la vida, depende de cada persona y sus
condiciones físicas.
Durante la adolescencia y la postadolescencia el hombre manifiesta una gran potencia sexual, a la que muchas veces se da salida a través de la masturbación. Sin embargo, los cambios físicos y psíquicos que se van produciendo hasta la llegada de la edad adulta provocan cierta inestabilidad sexual.
El exceso de energía en el adolescente produce erecciones involuntarias y poluciones nocturnas (mejor conocidas como “sueños húmedos”: una eyaculación involuntaria de semen que tiene lugar durante el sueño). Este tramo es un periodo en el que aún se experimentan nuevas sensaciones y obtiene una gran importancia debido a que la vida sexual estará marcada siempre por estos primeros pasos.
Especialistas en sexología señalan que estos años son cruciales para los hombres, ya que responden instintivamente a los estímulos eróticos, siendo tan frecuente la bisexualidad como la eyaculación precoz, sobre todo en relaciones esporádicas. También se pueden dar casos de disfunción eréctil, pero por motivos psicológicos. La ansiedad, por ejemplo, puede generar una vasoconstricción que impide la duración de la erección.
De
los 25 a los 30 años: experiencia y satisfacción
La masturbación no es igual como en la adolescencia, existiendo una disminución de esta pese a que aumenta el consumo de pornografía. Los problemas más frecuentes son enfermedades venéreas, mala utilización de los métodos anticonceptivos y adicción al sexo y a las drogas sexuales.
El lado bueno: como el acto sexual va mejorando con la práctica, este es el primer periodo en que se comienzan a ver los primeros “frutos” de la experiencia adquirida. Ya no se trata de la cantidad, sino de la calidad y su significado.
La masturbación no es igual como en la adolescencia, existiendo una disminución de esta pese a que aumenta el consumo de pornografía. Los problemas más frecuentes son enfermedades venéreas, mala utilización de los métodos anticonceptivos y adicción al sexo y a las drogas sexuales.
El lado bueno: como el acto sexual va mejorando con la práctica, este es el primer periodo en que se comienzan a ver los primeros “frutos” de la experiencia adquirida. Ya no se trata de la cantidad, sino de la calidad y su significado.
De los 30 y los 55 años: madurez y deseo
En este tercer periodo se puede visualizar la crisis de los 40, la cual se dispara notablemente en el deseo sexual psicológico, pero el cuerpo no siempre obedece las órdenes del cerebro.
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